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La ciencia detrás de las adicciones

La ciencia detrás de las adicciones

¿Alguna vez ha probado una droga? Quizá piense que no, porque hoy cuando hablamos de drogas nos queremos referir a sustancias psicoactivas o que producen ciertos efectos alucinógenos, pero ¿y si le dijera que existen drogas que están normalizadas y presentes en nuestro día a día?

 

Pues sí, y puede que ya sepa a qué me estoy refiriendo. El alcohol y el tabaco son dos drogas cuyo consumo en nuestra sociedad está normalizado, pero que esté normalizado no quiere decir que no sea peligroso y que no genere adicción.

 

¿Y si decide probar alguna droga con sus amigos? Porque, total, por una vez no va a pasar nada, ¿no? Pero ¿y si a una vez le sigue otra, y después otra, y otra? Pues al final, el consumo reiterado de esta droga genera una adicción en su organismo, una dependencia que hace que se vuelva esclavo de esa sustancia. Por desgracia, además, algunas drogas son capaces de someternos con tan solo una dosis.

¿Cómo funciona la adicción?

La adicción consiste, básicamente, en desear algo tan intensamente que no puedas evitar actuar en consecuencia, a menudo en detrimento de su salud. En primer lugar, la sustancia adictiva en cuestión cautiva a su cerebro dándole placer y, más tarde, empieza a corromper sus impulsos normales, como la motivación y el aprendizaje. Eso es lo que hace que se vuelva un reto cortar con su adicción, ya sean alcohol, tabaco, otras drogas o sexo. Profundicemos en cómo funcionan las adicciones…

¿Qué es el sistema de recompensa de la dopamina?

Algunas de las principales drogas que causan adicción son los analgésicos opioides (narcóticos), la marihuana y la cocaína. Cuando alguien consume drogas de forma habitual, su cerebro deja de realizar funciones normales y empieza a liberar más dopamina de lo habitual, modificando la química del cerebro, y bloqueando finalmente la reabsorción de la dopamina. Esto puede provocar una sensación de euforia y felicidad durante un largo periodo, por lo que se convertirá en “la nueva normalidad” de nuestro cerebro, y éste nos pedirá más y más de esa sensación placentera. 

Estas sustancias, además, producen tolerancia. La tolerancia a alguna sustancia se produce cuando, como resultado de su administración continuada, el sujeto presenta menor sensibilidad a ella. Así, la dosis habitual de la sustancia produce menos efectos, con lo que se necesitan dosis más altas para producir los mismos efectos. Así, quedarás enganchado a dosis cada vez mayores e insostenibles para lograr esos efectos que ahora tu cerebro ansía. No podrás pensar en otra cosa, ni disfrutar de otras actividades. Se ha alterado el funcionamiento normal de tu cerebro y, ahora, todo lo demás te parece aburrido y monótono. Ahora eres un adicto, y así es como funciona el ciclo de la adicción.

Cuando hablamos de sistema de recompensa nos estamos refiriendo a aquellos estímulos gratificantes que producen determinadas acciones en nuestro organismo. El consumo de sustancias adictivas puede activar este sistema de recompensa. Se trata de las funciones cerebrales que impulsan lo esencial del ser humano, como el sueño, la alimentación, el desconocimiento del dolor y la recompensa, por supuesto. Cualquier cosa que lleve al ser humano al aprendizaje, la motivación y los sentimientos placenteros podría ser una recompensa. Sin embargo, el sistema de recompensa es un grupo de estructuras que ayudan a nuestro cerebro a calcular el valor de la recompensa y a traducirla en acciones.

¿Qué dice la ciencia sobre el sistema de recompensas?

Varios estudios muestran que la alteración del sistema de recompensa de nuestro cerebro nos hace más propensos a los trastornos psiquiátricos. Por ejemplo, un nodo importante en el circuito de recompensa del cerebro, la habénula lateral, parece inhibir la liberación de dopamina para codificar el castigo. Los trastornos con rabia y agresividad inapropiadas se asocian a una disfunción en esta zona. Además, la estimulación de regiones de la amígdala lleva a desencadenar la agresión y la indignación. Las investigaciones muestran que la activación inapropiada del sistema de recompensa en el cerebro da lugar a trastornos psiquiátricos y a estímulos sociales violentos.

 

Fuente: Muy Interesante

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